LOS CRISTEROS

1926-1929

LOS CRISTEROS.

Por: Cap. 1° F.A.P.A. L.A. Oscar Fernando Ramírez Alvarado.
Director de Investigación y Cultura de la Sociedad Mexicana de Estudios Aeronáuticos Latinoamericanos. SMEAL.
Miembro de la Asociación de la Escuela Militar de Aviación.
Miembro de la Asociación de Veteranos de la Segunda Guerra Mundial.


La Guerra “Cristera” en México (1926-1929) fue un añejo conflicto entre la Iglesia y el Estado que se salió de control y se volvió sangriento pues llevó una vez más a los mexicanos a diversos hechos de armas.
El gobierno de Plutarco Elías Calles, hizo uso de los medios militares a su disposición, de los cuales la aviación tuvo un amplio uso.
Hasta solo años recientes este movimiento fue ampliamente difundido principalmente por escritores independientes.
En el aspecto militar aéreo, muy poco se ha sabido de su participación en el conflicto. La siguiente transcripción pretende dar un poco de luz estrictamente al aspecto táctico y operacional de algunas unidades que operaron en el área del Occidente del país en 1927.

REVISTA AÉREA.
Septiembre de 1927.
LA AVIACIÓN EN LA CAMPAÑA DE JALISCO.
(Informe del Mayor Piloto Aviador Pablo L. Sidar)

1° DE MAYO.
Teniendo conocimiento de que al N. de Yurécuaro merodeaba una partida de rebeldes al mando del cabecilla Vidales, salí con el Teniente Torres, en la máquina número 64, rumbo a los cerros de Tanhuato e Ixtlán, donde conseguimos desalojar y dispersar al enemigo, mediante un intenso bombardeo.



2 DE MAYO.

Por órdenes del C. General Secretario de Guerra y Marina, salió el Mayor Alfredo Lezama con cinco pilotos, seis mecánicos y tres máquinas, a establecer una base en Ocotlán, a efecto de batir a las partidas rebeldes que merodeaban por Zapotlanejo, Tepatitlán y Acatix, lugares donde el enemigo pretendía reorganizarse para atacar pequeñas guarniciones.
En la tarde de este día, salí con el Teniente Torres a practicar un reconocimiento sobre la parte bombardeada el día anterior, siendo tiroteado en el cerro de Tarimoro, por una partida que se ocultaba en la parte boscosa, logrando hacer algunos impactos en las alas del avión. Ordené que el Teniente Torres arrojara algunas bombas, y posteriormente que saliera este mismo, acompañado del Teniente Aduna en la misma máquina con suficiente dotación de bombas para desalojar al enemigo auxiliando a un escuadrón de caballería al mando del General Sosa, que salió con el mismo fin.


3 DE MAYO.

Teniendo conocimiento de que el enemigo se reconcentraba en las cercanías de Yurécuaro, salí con el Teniente Aduna en la máquina D.H. 19, localizándolo en San José de la Paz, donde lo bombardeamos y ametrallamos con buen éxito, regresando a nuestra base para aprovisionarnos de municiones y salir nuevamente rumbo a Ayo Chico, donde localizamos a núcleo principal que ametrallamos y bombardeamos igualmente. En vista del número de rebeldes, ordené que los pilotos Torres, Aduna, Aldasoro, Hermosillo, Carmona y Llerenas, en las máquinas 13, 64 y 19 salieran a continuar el bombardeo, consiguiendo dispersar a la partida rebelde que más tarde se posesionó del pueblo que no pudo ser bombardeado, en vista de estar vigente un manifiesto, ordenando la reconcentración de los habitantes de los pueblos, suspendiendo mientras tanto toda operación contra ellos.
En vista de que en la zona de Yahualica, Cuquío y Tepatitlán los Generales Garza e Izaguirre tomaban contacto con el enemigo, ordené que el Mayor Lezama, con los elementos a sus órdenes, saliera en las máquinas D.H.10 y Anáhuac 72 y 43 a tomar parte en la acción. Es de hacerse notar que tanto como el Mayor Lezama como los pilotos Verdeja, Durón, Rovirosa y Kanter, estuvieron a la altura de su deber.




4 DE MAYO.

Los pilotos Mujica y Hermosillo efectuaron un vuelo de patrulla a La Piedad, regresando a su base con el motor roto.
Teniendo conocimiento que una partida rebelde de quinientos o seiscientos hombres atacaba a la estación de La Barca, ordené la salida de las máquinas D.H. 19 y Anáhuac 13, piloteadas respectivamente por el suscrito – Aduna y Carmona – Torres, con el objeto de auxiliar al destacamento de ese lugar, compuesto de setenta hombres. Nuestra llegada fue en el momento más crítico para los defensores, consiguiendo, mediante el fuego de nuestras ametralladoras, hacerlo huir hacia Portezuelo y además, permitiendo a nuestras tropas efectuar un contraataque, que fue de magníficos resultados. Cuando el enemigo huía perseguido se presentaron las máquinas Anáhuac 13 y D.H. tripulado por el Mayor Lezama, llevando como observador al Capitán Pérez, del Estado Mayor del C. Secretario de Guerra, quienes obedeciendo órdenes directas, habían salido de Ocotlán para cooperar en esta acción. El suscrito regresó a Yurécuaro para aprovisionarse de municiones y continuar la batida, alcanzando al enemigo entre La Barca y Portezuelo, ametrallándolo y bombardeándolo con buen éxito.
También cooperaron en la persecución los Tenientes Carmona y Llerenas.
Las bajas causadas por nuestras bombas y el fuego de las ametralladoras fueron de importancia, teniendo que lamentar por nuestra parte haber sido herido en una pierna el piloto Carmona.
Hago constar la importancia de este hecho, en que todo el personal de pilotos cumplió con su deber, cooperando eficazmente a la derrota de los fanáticos. No es por demás indicar que esta labor mereció la felicitación del C. Presidente de la República y altas personalidades militares, hecho que hago de su conocimiento por la significación que tiene para la Quinta Arma.


6 DE MAYO.

Con el objeto de evitar que el enemigo tratara de reorganizarse, se efectuaron exploraciones, saliendo el suscrito con el Teniente Aduna en la máquina De Havilland 19, no encontrando novedad. Los Tenientes Llerenas y Hermosillo, en el Anáhuac 64 y los Tenientes Rico y Aldasoro en la 13 salieron a localizar a las columnas volantes que habían ido en persecución de los rebeldes dispersos, siendo portadores de órdenes del Alto Mando para los comandantes de dichas columnas.
Las fuerzas de persecución fueron localizadas en Portezuelo y Atotonilco, sin novedad.
El suscrito teniendo la necesidad de conferenciar con el C. Secretario de Guerra, efectuó vuelo a Ocotlán.

7 DE MAYO.

El Mayor Lezama con personal a sus órdenes, salió a establecer su base a la plaza de Aguascalientes, donde se tenía conocimiento que las partidas rebeldes dispersadas en la región de Los Altos, trataban de reunirse.
El piloto Torres efectuó un vuelo de patrulla sobre la vía y llevó mensaje al jefe del Regimiento de Guardias Presidenciales, acampado en Arandas.
El suscrito con el Teniente Aduna, efectuó vuelo para proteger el tren Presidencial.

8 DE MAYO.
Se efectuó servicio de patrulla sobre la vía. Quedó listo para el servicio el aparato Anáhuac 42, que en un aterrizaje forzado en la Estación de Monteleón, había resultado con averías.

9 DE MAYO.

Propuse, en vista de no contar con suficiente material aéreo, que fuera empleado en la escuadrilla a mis órdenes, un avión de mi propiedad, siendo aceptado.
El suscrito, Aduna, Mújica-Aldasoro, Aduna-Hermosillo y Torres-Aldasoro, tripulado aparatos De Havilland 19, Anáhuac 13, 64 y 42 y Lincoln efectuamos vuelos de exploración sobre las plazas de Ayo Chico, Jesús María, Atotonilco, Arandas y Piedra Gorda, no encontrando novedad.





10 DE MAYO.

El mismo personal continuó las exploraciones por la región de Los Altos.

11 DE MAYO.

Teniendo conocimiento de que una pequeña partida rebelde trataba de introducirse a los pueblos de Jesús María y Ayo Chico, en busca de elementos, ordené la salida de los Tenientes Aduna y Mújica en aparato Anáhuac 42, quienes localizaron al enemigo en el segundo de estos puntos, batiéndolo y dispersándolo.
Durante un servicio de patrulla sobre la vía, los Tenientes Llerenas y Hermosillo, tripulando máquina Anáhuac 64, se vieron obligados a aterrizar por falla de motor, habiéndolo hecho en estación Patti, sufriendo la máquina ligeros desperfectos.
El suscrito, en aparato Lincoln 2, efectuó patrullas sobre Ocotlán y lugares cercanos.

12 DE MAYO.

Los Tenientes Torres y Mújica efectuaron vuelo de exploración en aparato Anáhuac 42, sobre Ayo Chico y Jesús María, rindiendo parte sin novedad.
El suscrito en Lincoln 2, efectuó vuelo de patrulla sobre la vía.

13 DE MAYO .

Los pilotos Llerenas y Hermosillo exploraron por las cercanías de Ayo Chico y Jesús María, no encontrando novedad.
Teniéndose conocimiento de que un grupo de rebeldes trataba de atacar la plaza de Calvillo, Aguascalientes, los Tenientes Durón y Serrano, en el aparato Anáhuac 13 efectuaron un vuelo de exploración, rindiendo parte sin novedad.
En virtud de encontrarse interrumpidas todas las líneas telegráficas y debiendo mantenerse la comunicación entre el Cuartel General y las columnas volantes, se aprovecharon los servicios de la escuadrilla a mis órdenes para mantener esa comunicación con muy buenos resultados, hecho este que se agrega para demostrar la eficacia de la aviación.


14 DE MAYO.

Teniéndose conocimiento de que partida rebelde se acercaba a la vía por las inmediaciones de Pénjamo, Gto., dispuse que el servicio de patrulla se prolongara hasta Pénjamo con el objeto de dar mayores seguridades.
Los pilotos Torres y Jiménez en la máquina Anáhuac 42, continuaron el servicio de exploración por las cercanías de Ayo Chico y Jesús María.
Habiendo recibido informes el Cuartel General de que en las cercanías de Jalpa y Piedra Gorda, Gto., estaban a punto de tomar a punto de tomar contacto con los rebeldes, las columnas de los Generales Limón y Rodríguez, por instrucciones del propio Cuartel General salí con el Teniente Aduna en la máquina De Havilland 19 para dichos puntos, llevando órdenes por escrito. A mi llegada observé que nuestras tropas derrotaban a la partida rebelde. Hago notar que este vuelo se llevó a cabo en condiciones desventajosas por una tempestad que me obligó a aterrizar forzado, sin novedad.
Por órdenes de la Secretaría de Guerra se incorporaron a la escuadrilla a mis órdenes los pilotos Jiménez y Velasco, en sustitución de los pilotos Aldasoro y Carmona, quienes marcharon para México.

15 DE MAYO.

El piloto Torres a bordo del Lincoln 2, efectuó vuelos para localizarnos, en virtud de no habernos incorporado por el aterrizaje forzado del día anterior. Mediante ligeras reparaciones al motor, regresé a mi base, aprovechando este vuelo para explorar por la sierra de la Culebra, aterrizando son novedad.
Fue probado, por el piloto Llerenas, el aparato 64 para ponerlo en servicio.


16 DE MAYO.

El avión Anáhuac 64, al efectuar su vuelo de patrulla, se vio obligado a aterrizar forzado cerca de Monteleón, sin novedad.
Los Tenientes Llerenas y Jiménez en el aparato Anáhuac 42, exploraron por las cercanías de Arandas.
Teniendo conocimiento de que algunas partidas rebeldes se estaban reconcentrando a inmediaciones de Cerro Prieto, salieron las máquinas De Havilland 10 y Anáhuac 43 y 72, tripuladas por los pilotos Lezama-Serrano, Durón-Enríquez y Kanter-Rovirosa, dispersando completamente al enemigo, mediante el fuego de las ametralladoras y bombas.

17 DE MAYO.

Se efectuó servicio de exploración por la región de Arandas, donde tenía conocimiento de que se acercaban partidas de fanáticos.

18 DE MAYO.

El personal de pilotos y obreros, con las máquinas a su servicio, que salieron rumbo a Aguascalientes, quedaron desligados de la escuadrilla a mi mando.
El Teniente Torres efectuó vuelo de exploración por la región de Arandas.

19 DE MAYO.

Los pilotos Aduna y Jiménez continuaron la exploración por Arandas y los pilotos Hermosillo y Llerenas lo hicieron sobre la vía del ferrocarril a Palo Verde.


20 DE MAYO.

El suscrito, llevando como observador al Teniente Coronel Rodríguez, salió a entregar órdenes por escrito, a las columnas que se hallaban en Ayo Chico, Jal., Huascato, Mich., Jesús María, Degollado y Arandas.
Teniendo informes de que algunas partidas de fanáticos trataban de reconcentrarse en la región de Los Altos, ordené que los aparatos Anáhuac 13, 42 y 64, tripulados respectivamente por los pilotos Rico-Jiménez, Llerenas-Velasco y Aduna-Hermosillo, efectuaran vuelos de exploración, no encontrando novedad.

21 DE MAYO.

Por disposición del General Secretario de Guerra, se efectuaron vuelos de exploración para descubrir la colocación de las columnas volantes y las partidas rebeldes, recorriendo por Pénjamo, Ayo Chico, Jesús María y Sierra Culebra. Los pilotos Llerenas-Velasco en el Anáhuac 13, Nieto-Torres en la 42 A., Aduna-Hermosillo en la 64 A., y el suscrito y Mendoza en el Lincoln efectuaron este servicio regresando sin novedad, a excepción del aparato 13 A., que fue tiroteado a la altura de Jesús María, haciéndole algunos impactos. Fueron entregadas, igualmente, órdenes por escrito a una columna de infantería en las cercanías de Ayo Chico y una de Caballería en el pueblo de Jesús María.


22 DE MAYO.

Acompañado del piloto Aduna y tripulado la máquina De Havilland 19, salí a localizar la columna al mando del General Limón para entregarle órdenes por escrito, habiéndolo localizado en San José de la Paz.
Los pilotos Rico y Llerenas, a bordo del Anáhuac 42, efectuaron vuelo de exploración sobre la vía del ferrocarril, regresando sin novedad.

23 DE MAYO.

Por disposición del Secretario de Guerra se trasladó la escuadrilla a mis órdenes a la plaza de Ocotlán, con el objeto de establecer ahí su base.
El suscrito con los pilotos Aduna, Torres, Llerenas, Mújica, Nieto y Velasco, tripulando los aparatos De Havilland 19, Lincoln 2, Anáhuac 64, 42 y 13 salimos a localizar los columnas federales, para informar al Cuartel General. a excepción del piloto Llerenas, que se vio obligado a aterrizar en Tototlán por falla de motor, regresamos sin novedad.

24 DE MAYO.

Se incorporó el piloto Llerenas después de su aterrizaje forzado.
Por órdenes del C. General Secretario de Guerra, salí acompañado del C. Coronel Medina en el aparato De Havilland 19, para localizar la columna del General Carrillo y arrojar un bulto en el pueblo de Tototlán. Cumpliendo dichas órdenes, marché a Tototlán y después rumbo a Guadalajara, localizando a la columna del General Carrillo en rancho Higueras, al sur de Ixtlahuacan, donde aterricé por habérseme hecho señales en este sentido. Aunque el terreno no era muy a propósito, lo hice sin novedad. Entregué las órdenes y recibí oficio para el C. Secretario de Guerra.


25 DE MAYO.

Se incorporaron, procedentes del Departamento Aeronáutico, con objeto de hacer prácticas de campaña y con el carácter de observadores, los oficiales en instrucción, Capitán 1° de Infantería Manuel Robles, Tenientes de Infantería Rodolfo Suárez, Cuauhtémoc Aguilar, Martín R. Tanguman, Gonzalo Acosta y Raúl Azcárate.
Exploraron por las cercanías de Portezuelo y Zapotlanejo, los pilotos Rico, Aduna y Velasco, llevando como observadores a los oficiales en instrucción Robles y Aguilar, tripulando los aparatos Anáhuac 13, 42, 64.
El suscrito acompañado del piloto Velasco, tripulando la máquina Lincoln 2, salió a cumplir una comisión confidencial de C. Secretario de Guerra.

27 DE MAYO.

Con esta fecha se declaró oficialmente pacificada toda la región de Los Altos, haciendo para tal objeto el C. General Secretario de Guerra, acompañado de periodistas metropolitanos, un recorrido por toda esa región. Es de hacerse notar, que por la actividad de las tropas de tierra y los servicios prestados por las fuerzas aéreas, la campaña de Los Altos fue de corta duración y de un gran efecto moral en los grupos de fanáticos que habían hecho armas contra el gobierno. Como resultado de esta actividad, inspirada por el propio C. Secretario de Guerra, gran parte de los elementos levantados en armas han vuelto al trabajo, convencidos de su error.


La Fuerza Aérea Contra los Católicos Fanáticos de Los Altos
(Informe del Mayor Piloto Aviador ALFREDO LEZAMA)
(Concluye).

Día 7.

Se efectuaron reconocimientos sobre Calvillo, según órdenes de la Jefatura de Operaciones de esta plaza, las máquinas “Anáhuac” 72, 52 y 43 en la primera el Capitán Primero Luis R. Verdeja, llevando como observador al Subteniente Miguel Mendoza, localizaron a un fuerte núcleo rebelde en la región Oeste de Calvillo bombardeándolo logrando su completa dispersión, al regresar esta máquina se vio obligado a aterrizar forzado a la altura de Puerta Nueva y Venadero, habiendo arreglado los desperfectos del motor regresaron a esta plaza a las 18 horas 35 minutos teniendo en su totalidad un vuelo de 40 minutos. En el aparato “Anáhuac” 52, tripulado por el Teniente Kanter, quien llevaba como observador al C. Teniente Ángel H. Corzo, localizaron partida rebelde en Puerta Nueva, bombardeándola con todo éxito, durando este vuelo de 1 hora 30 minutos. En avión “Anáhuac” 43 tripulado por los Tenientes Sergi Durón e Ignacio Valle practicaron reconocimiento sobre el pueblo de Venadero, no encontrando ninguna novedad, la duración del vuelo fue de 1 hora 30 minutos.


Día 8.

Vuelo de ruta de Guadalajara a Colima efectuado en el De Havilland 10, por el Mayor Alfredo Lezama con el mecánico de 1ª Leonardo Enríquez, con duración de vuelo de 1 hora 20 minutos.
Salió de Aguascalientes rumbo a Colima, Col., la Escuadrilla Aérea que se encontraba en esa, por orden del C Secretario de Guerra Y Marina.

Día 9.

Vuelo de reconocimiento en el De Havilland 10, tripulado por el Mayor Alfredo Lezama y un guía conocedor de la región Colzahuayama, Co., con duración de vuelo de 1 hora.

Día 10.

Se incorporó a Colima, Col., la Escuadrilla que se encontraba en Aguascalientes, Ags.


Día 11.

Vuelo efectuado en el De Havilland 10, por el Mayor Alfredo Lezama llevando como observador al mecánico David Borja, bombardeando en compañía del “Anáhuac” 43 tripulado por el Teniente Sergio Durón y el Capitán segundo Eduardo F. Serrano el pueblo de Zapotitlán que se encontraba en poder de los rebeldes, los cuales fueron desalojados del lugar y obligados a huir hacia la falda del volcán de Colima. La duración del vuelo fue de 1 hora 59 minutos en el De Havilland y 1 hora 55 minutos en el “Anáhuac” 43. La Escuadrilla del Mayor Pablo Sidar cooperó durante el bombardeo.
Vuelo de reconocimiento en el De Havilland 10 piloteado por el Mayor Alfredo Lezama, llevando como observador a un conocedor de la región, con duración de 45 minutos.
Vuelo de prueba de la máquina “Anáhuac” 43 piloteada por el Teniente Sergio Durón, con duración de 15 minutos.

Día 12.

Con motivo de la inauguración del Campo Militar de Aviación de esta plaza, efectuose festival deportivo de orden del C. Gral. de Div. Secretario de Guerra y Marina, tomando parte esta Escuadrilla, haciendo demostraciones prácticas de bombardeo y ametrallamiento sobre blancos fijos con aparato De Havilland 10, tripulado por el Mayor A. Lezama y Capitán Segundo Eduardo F. Serrano, con duración de 1 hora 30 minutos; en el “Anáhuac” 43, piloteado por el Teniente Sergio Durón llevando como observador al Teniente Ángel H. Corzo, con duración de vuelo de 30 minutos; en el “Anáhuac” 52, tripulado por los Tenientes Enrique Kanter y Carlos Rovirosa, con duración de 30 minutos; en el “Anáhuac” 72 tripulado por el Capitán Luis R. Verdeja llevando como observador al Teniente Ignacio Valle con duración de vuelo de 50 minutos. Efectuándose entre otras vistosas maniobras, vuelos de Escuadrilla y acrobacia aislada.


Día 13.

Bombardeo y ametrallamiento sobre el punto denominado Platanillo, en el De Havilland, tripulado por el Mayor Alfredo Lezama y Subteniente Miguel Mendoza, con duración de vuelo de 1 hora, logrando dispersar en su totalidad al enemigo.
Reconocimientos sobre el pueblo de Naranjos efectuados en aparatos “Anáhuac” 52 piloteado por el C. Enrique Kanter y un guía conocedor de la región y en el “Anáhuac” 43 piloteado por el Teniente Sergio Durón y Capitán Segundo Eduardo F. Serrano, siendo localizado el enemigo en este lugar, quien hizo nutrido tiroteo sobre las máquinas. Duración del vuelo, 50 y 30 minutos respectivamente.
Ametrallamiento y bombardeo del pueblo de los Naranjos en el De Havilland tripulado por el Mayor Alfredo Lezama y Teniente Carlos Rovirosa, con duración de 45 minutos. Bombardeo sobre el mismo lugar en el “Anáhuac” 52 por el Teniente Enrique Kanter llevando como observador al Teniente Ignacio Valle, con duración de 45 minutos. Durante el bombardeo pudo observarse la confusión y el destrozo que nuestras bombas hacían sobre el enemigo.
Vuelo de reconocimiento sobre el pueblo de “Pihuamo” en el De Havilland 10 tripulado por el Mayor Alfredo Lezama, llevando como observador al mecánico David Borja, con duración de 55 minutos; en el “Anáhuac” 43, piloteado por el Capitán Luis R. Verdeja llevando como observador al mecánico L. Enríquez con duración de 45 minutos; y en el “Anáhuac” 52, piloteado por el Teniente Enrique Kanter, llevando como observador al Teniente Ángel H. Corzo con duración de 55 minutos.

Día 14.

Por orden del C. Secretario de Guerra y Marina, marchó con objeto de reconocer el campo de aterrizaje de Sayula, el Teniente Sergio Durón con el Subteniente Miguel Mendoza, teniendo que aterrizar forzado por paro de motor a la salida de este campo, rompiendo al “Anáhuac” 43. Con objeto de cumplir dicha orden salió en el “Anáhuac” 72 con el mismo observador, viéndose obligado a aterrizar forzado por paro de motor, sobre la serranía de Sollate, rompiéndose completamente la máquina al estrellarse contra las rocas, a los 40 minutos de vuelo.

Día 15.

Bombardeo sobre el pueblo de los “Naranjos” en el De Havilland 10, tripulado por el Mayor Alfredo Lezama y Teniente Carlos Rovirosa, con duración de vuelo de 45 minutos. Durante este bombardeo fue destruida en su totalidad, por la exactitud en el lanzamiento de la bombas, una galera donde se había concentrado la mayor parte del enemigo, logrando con esto el desalojamiento, aprovechando con esto hacer un nutrido tiroteo con las ametralladoras causándoles numerosas bajas.
Bombardeo y ametrallamiento en la misma máquina y sobre el mismo lugar, por el Mayor Alfredo Lezama, llevando como observador al mecánico D. Borja, con duración de 55 minutos, cooperando en este vuelo con la Escuadrilla del Mayor Pablo Sidar.



Día 16.

El Teniente Sergio Durón y Subteniente Miguel Mendoza, que el día 14 habían aterrizado forzados sobre la serranía del “Sollate”, dieron parte de haber sido atacados en el pueblo de San Sebastián por partida rebelde que se calculaba en número de 200, sosteniendo la defensa de dicho pueblo con 9 soldados, un sargento y vecinos que voluntariamente prestaron su ayuda para la defensa de dicho pueblo, logrando impedir que el enemigo tomara la plaza.

Día 17.

Sin novedad.

Día 18.

Vuelo de prueba del De Havilland 10 de 20 minutos, por el Mayor Alfredo Lezama y mecánico Leonardo Enríquez.

Día 19.

Sin novedad.

Día 20.

Bombardeo y ametrallamiento sobre el pueblo de los “Naranjos” en el De Havilland 10, tripulado por el Mayor Alfredo Lezama, llevando como observador al mecánico David Borja, con duración de 1 hora 55 minutos. Desempeñando igual misión, salió en el “Anáhuac” 52 el Teniente Raúl Mújica de la Escuadrilla a las órdenes del Mayor Pablo Sidar, llevando como observador al Teniente Ignacio Valle, viéndose precisado a regresar por falla del motor, rompiendo la máquina al aterrizar en este campo a los 30 minutos de vuelo.
Tengo el honor mi General, de hacer de Ud. presentes mi subordinación y respeto.
                                           Sufragio Efectivo. No Reelección.
                                      Colima, Col., a 20 de junio de 1927.
                                                        El Mayor Piloto Aviador.
                                                                  Alfredo LEZAMA.


Los pilotos mencionados en la reseña anterior fueron:
Mayor     Piloto Aviador Pablo Larriba Sidar.
Mayor     Piloto Aviador Alfredo Lezama Álvarez.
Cap. 2°   Piloto Aviador Eduardo F. Serrano.
Teniente Piloto Aviador Aduna.
Teniente Piloto Aviador Aldasoro.
Teniente Piloto Aviador Hermosillo.
Teniente Piloto aviador Carmona.
Teniente Piloto Aviador Llerenas.
Teniente Piloto Aviador Luis R. Verdeja.
Teniente Piloto Aviador Sergio Durón.
Teniente Piloto Aviador Enrique Kanter.
Teniente Piloto Aviador Carlos Rovirosa.
Teniente Piloto Aviador Raúl Mújica.
Teniente Piloto Aviador Torres.
Teniente Piloto Aviador Rico.
Teniente Piloto Aviador Jiménez.
Teniente Piloto Aviador Velasco.
Teniente Piloto Aviador Enríquez.
Teniente Piloto Aviador Nieto.
Teniente Piloto Aviador Ángel H. Corzo.
Teniente Piloto Aviador Ignacio Valle.
Subteniente Piloto Aviador Miguel Mendoza.


Observadores:
Capitán Pérez (del Edo Mayor del C. Secretario de Guerra)
Teniente Coronel Rodríguez
Coronel Medina.
Observadores, Oficiales en Instrucción.
Capitán 1° de Infantería Manuel Robles.
Teniente de   Infantería Rodolfo Suárez.
Teniente de   Infantería Cuauhtémoc Aguilar.
Teniente de   Infantería Martín R. Tanguman.
Teniente de   Infantería Gonzalo Acosta Fernández.
Teniente de   Infantería     Raúl Azcarate.

Mecánicos.
Mecánico de 1ª Leonardo Enríquez.
Mecánico          David Borja.
Los aviones utilizados fueron:
De Havilland DH-4  matrícula  10.
De Havilland DH-4  matrícula  19.
Avro “Anáhuac”      matrícula  13-A-110.
Avro “Anáhuac”      matrícula  19-A-116.
Avro “Anáhuac”      matrícula  42-A-139.
Avro “Anáhuac”      matrícula  43-A-140.
Avro “Anáhuac”      matrícula  52-A-149.
Avro “Anáhuac”      matrícula  64-A-161.
Avro “Anáhuac”      matrícula  72-A-169.



La siguiente transcripción de “Los cristeros”, en palabras del General Roberto Fierro Villalobos, apareció en su libro “ESTA ES MI VIDA”.

Los "cristeros". Volvamos ahora a referirnos a la lucha contra los "cristeros". Era jefe de las operaciones militares en Jalisco el Gral. An­drés Figueroa, y así, bajo su mando, nos enviaron a los aviadores a Guadalajara donde él tenía su Cuartel General. Nuestra primera misión consistía en realizar servicios aéreos de abastecimiento a pequeñas guar­niciones que se encontraban cortadas de su base de operaciones, sin medios de comunicación ni de aprovisionamiento bélico. En los primeros días de este servicio me tocó vivir una aventura que resultó divertida, pero que bien pudo no haberlo sido.
Un día el Alto Mando me ordenó conducir de Guadalajara a Talpa al diputado González, con objeto de que allí arengara a la gente para ver si podía evitar que los lugareños dieran ayuda a las partidas rebeldes. No te­níamos un solo avión militar en condiciones de volar, así es que tomé mi Jenny. Primero aterrizamos en Mascota, donde encontramos un destaca­mento del 50° Batallón al mando del Tte. Cor. Julio Pardiñas. Esos soldados no habían cobrado sus haberes, ni recibido comida y estaban incomunica­dos; y en esas condiciones adversas todavía tenían que rechazar a cada instante los asaltos de los "cristeros".
Seguimos a Talpa, donde tenía su casa el diputado. La recepción que nos hicieron fue espléndida. Tomamos un buen chocolate, y cansados nos fuimos a dormir porque el vuelo había sido muy duro. A las 5 AM. Apare­ció un tropel de gentes para avisarnos que los "cristeros" estaban entrando al pueblo. Corrimos a caballo hacia el campo para salvar a Jenny, y cuando apenas el avión emprendía el vuelo, las balas comenzaron a silbar. Los "cristeros" disparaban desde el campo contra nosotros, pero logramos sa­lir con bien y ya en Mascota, al aterrizar, pude ver que mi Curtiss tenía impactos en varios puntos, ninguno vital porque, de haber sido así, ha­bríamos dejado la vida en aquel viaje.
Hice aún otros vuelos desde Mascota para arrojar volantes de propa­ganda sobre Talpa. Pero no volvió a ocurrirme nada desagradable. Otra escuadrilla, formada por Sidar, Lezama y Francisco Carrillo Torres, operó sin bajas ni accidentes en el Bajío, a las órdenes del Gral. Saturnino Cedillo.
Había algo que nos inquietaba más que las balas, y era la cuestión de las señales terrestres. Esto merece que lo exponga porque demuestra hasta qué punto era difícil entonces la coordinación entre las fuerzas de tierra y las de aire, especialmente cuando las primeras no estaban acostumbra­das a actuar de acuerdo con la aviación. Así ocurría en aquellos días, pese a que se habían sucedido diversas campañas; el Ejército, tanto los soldados como los jefes y oficiales, todavía no se habituaban a considerar a la avia­ción como lo que era, un arma eficaz y útil.
Aún en la actualidad, 32 años después, los actuales jefes tampoco alcanzan a comprender la importancia decisiva de las fuerzas aéreas, sin aprender las lecciones de la Segunda Guerra Mundial y los peligros de una posible conflagración que pudiera acabar con la humanidad entera. Ellos, por lo que puede apreciarse, creen estar muy por encima de la ciencia y la técnica actuales, cuyos avances asombran al mundo, pero no a estos señores, quienes no conciben que la fuerza aérea pueda suplir a las armas convencionales, que han dejado de ser decisivas en la guerra moderna.
Problema de señales. Se había establecido un sistema de señales con objeto de que los pilotos reconocieran a nuestras fuerzas. Al volar por encima de una concentración, el aviador hacía oscilar las alas, daba un par de vueltas y si entre las fuerzas de tierra no aparecía una cruz o una equis formada con grandes lienzos blancos, bombardeaba la concentración, ya que se consideraba que al no aparecer la señal convenida, se trataba de fuerzas enemigas. Sucedió, sin embargo, que varias veces, en esta cam­paña como en las anteriores, soldados y jefes se quedaban tranquilamente contemplando las evoluciones del avión —como si sus señales pidiendo res­puestas fueran simples acrobacias— y no ponían sus lienzos, por lo cual, minutos después y por su misma culpa, recibían una rociada de bombas. Por eso no popularizó lo que pudiéramos llamar un axioma yaqui: "No le tenemos miedo al pájaro, sino al cuacha". Eso significaba que los yaquis habían aprendido la lección de ser prudentes ante los aviones; pero no nuestros jefes.
Fue esto lo que ocurrió al Tte. José Zertuche. Salió a bombardear una columna que avanzaba hacia Jalisco, pidió las señales —que diariamente se cambiaban en la orden de operaciones— y como no pusieron los lienzos pensó que se trataba de enemigos y dejó caer las bombas, de acuerdo con sus instrucciones. Esa negligencia tuvo como resultado que 40 soldados perdieran la vida. Naturalmente que hicieron procesar a Zertuche, pero se comprobó que él no había tenido respuesta desde tierra y lo dejaron en libertad. Fue un caso similar al que ya narré y le sucedió en 1924 a Gus­tavo León, que iba a bombardear el puente de Poncitlán, al noroeste de Ocotlán: pidió la señal y no le contestaron, por lo que lanzó su carga de bombas y acabó con el Estado Mayor del Gral. Eulogio Ortiz. He aquí algo curioso: cinco años más tarde, en 1929, el mismo Gral. Ortiz mandaba una columna en Reforma (Chihuahua), y fue atacado por el mismo piloto Gustavo León, afortunadamente sin que esta vez el error tuviera conse­cuencias graves.




» El Agregado Militar de los EE.  UU., Corl.  McNabb, y el piloto Luis G.  León.

Más de la Guerra Cristera:

http://www.sanmiguelguide.com/guerra-cri...

Libro: “Esta es mi Vida”. General Roberto Fierro Villalobos. Talleres Gráficos de la Nación, México, mayo de 1964.

Revista: “Revista Aérea”, Septiembre 1927.

Cap 1° FAPA. Oscar Fernando Ramírez Alvarado.

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