DÍA DE LA FUERZA AÉREA MEXICANA

TRANSITANDO DEL 15 DE NOVIEMBRE DE 1915 AL 10 DE FEBRERO DE 1992.

Día de la Fuerza Aérea Mexicana.

 Por: Oscar Fernando Ramírez Alvarado.

 Durante muchísimos años se consideró Día de la Fuerza Aérea Mexicana el 15 de Noviembre, fecha de inauguración de los Talleres Nacionales de Construcciones Aeronáuticas (1915). Siendo festejado por esa distinguida institución con amor y esmero.

 No fue sino hasta años recientes, que se dio la orden oficial de buscar los antecedentes más añejos posibles.

 El resultado fue que habiendo sido el General  Venustiano Carranza, durante la usurpación de Victoriano Huerta, el Encargado del Poder Ejecutivo de la Unión y posteriormente Presidente de la Nación, creó por decreto constitucional   el “Arma de Aviación Militar” como rama del Ejército Constitucionalista, el 5 de Febrero de 1915.

 Muy posteriormente, siendo presidente de la República Manuel Ávila Camacho, la aviación adquiere el carácter constitucional de Fuerza Armada y es designada oficialmente Fuerza Aérea Mexicana, el 10 de febrero de 1944.

 Posteriormente en 1992, por decreto presidencial, se establece que sea ese 10 de febrero de cada año el Día de la Fuerza Aérea Mexicana.
 Para desde esta página aportar nuestro “grano de arena” y unirnos a los festejos anuales que con ese motivo, con gusto y gran orgullo son llevados a cabo por sus integrantes, nos permitimos agregar la presente transcripción inédita de una pequeña parte del libro escrito por uno de los más distinguidos Ingenieros precursores de la Aviación en México, Ángel Lascuráin y Osio. EL CAMPO DE VALBUENA.


 Fue este campo aéreo cuna de la Aviación Mexicana.

Este es un tema que nunca ha sido suficientemente explorado y que con este relato pretendemos honrar ese antiguo nido de Águilas y conmemorar un aniversario más.

 Decididamente el estilo y la pasión vertidas en estas líneas, son clara muestra de un amor sin límites, digno del más alto encomio, a una de esas múltiples y variadas actividades dentro de la Aviación Nacional que formaron gran parte de la vida del Ingeniero Lascuráin.

Igualmente, esa sencillez y ese estilo nos transportan casi mágicamente a una época que se antoja llena de candor, poesía y... Revolución.


 LIBRO: HISTORIA DE LA AVIACION EN MEXICO.

AUTOR: Ingeniero Ángel Lascuráin y Osio.

 A modo de prólogo.

La Historia que antecede a la oficial, formada con datos del Departamento de Aviación, es copia fielmente sacada de la original escrita por el Señor Ingeniero Ángel Lascuráin y Osio, habiéndose agregado antepuesta a la Oficial por las efemérides y hechos históricos que menciona. Haciéndose solidario el autor de la narración y veracidad de ellos, así como de los juicios y apreciaciones personales que en ella vierte.

 México, a 10 de marzo de 1925.

P.O del C. Coronel de la Escuela.

El Capitán 2/o Comisionado en la Dirección.

 Rúbrica:( M. Serrano)

 A MODO DE PROLOGO

 Antes de entrar en comunicación con los lectores de este libro, considero necesario hacerles algunas aclaraciones sobre el fin que me he propuesto al publicarlo.

 No estén creídos encontrar en él un estudio detenido e histórico del proceso que ha seguido la navegación aérea en general, problema este que desde muy antiguo, ha venido preocupando a las inteligencias más despiertas del mundo entero.

 No me considero con facultades suficientes para llevar a cabo obra de tal importancia, ni esas han sido mis intenciones.

 Por eso he de prescindir en él de todos aquellos datos que dieron a conocer la génesis de la Aviación durante los diferentes periodos por que ésta ha venido atravesando, desde el legendario que se pierde en los tiempos más remotos, hasta a aquel otro donde los hombres, apoyados ya en principios científicos perfectamente demostrados, llegaron a la realización del problema, haciendo con ello olvidar los seres de la Mitología India, Islandesa y más tarde la Griega, señalan en sus fabulosas páginas como precursores de cuestión tan difícil e intrincada.

 Tampoco he de ocuparme en este libro de las experiencias que en el Siglo XV realizó en Italia el gran Leonardo, ni de las que más tarde se hicieron en distintas épocas y en diferentes países, basadas todas ellas en las famosas teorías de Galileo y Newton, cuando con ellas dieron a conocer los principios fundamentales de fuerza e inercia.

 He de prescindir de los estudios hechos por aquellos otros hombres de claras inteligencias que, con gran atención, se preocuparon de este asunto y que siguiendo por el camino de los anteriores se sirvieron para sus tentativas de esta ecuación fundamental de la Mecánica "LA FUERZA ES IGUAL AL PRODUCTO  DE LA MASA POR ACELERACIÓN."

 De nada de lo dicho he de hablar a mis lectores en este libro y sólo pretendo darles a conocer modestamente, sencillamente, como en México se inició la Aviación, como se ha ido desenvolviendo y la situación actual en que se encuentra, es decir la "HISTORIA DE LA AVIACION EN MEXICO".

 Si los lectores esperan encontrar en este modesto trabajo bellezas literarias o exquisiteces de estilo, abandónenle y no le lean, porque, desde luego, les aseguro que no han de hallarlas; pero si buscan la verdad, esa si prometo dársela con la rudeza del soldado y la sinceridad del Patriota.

                                   EL AUTOR,

 EL CAMPO DE VALBUENA.

 En las páginas de esta incompleta Historia de la Aviación en México,  muchas veces he repetido el nombre del CAMPO DE VALBUENA,  espacioso terreno donde los Pilotos y Alumnos de la Escuela Militar de Aviación hacen las prácticas de vuelo, es decir tienen establecido el Aeródromo.

 A cuantos hayan pasado la vista por dichas páginas, seguramente se les habrá despertado el deseo de conocer ese hermoso CAMPO y yo que solo aspiro a complacerles, no quiero terminar este libro sin dar de aquel campo una ligera idea.

 En el extensísimo Campo de Valbuena se hallan instalados los Hangares y Talleres Nacionales de Construcciones Aeronáuticas, cuyos edificios están rodeados de simétricos jardines cubiertos constantemente de muy be­llas y perfumadas flores.

 Dentro de estos jardines viven alegremente y en abigarrara camaradería, animales de muy distintas castas transportados de lejanas tierras.

 Las traviesas "Mascotas" venidas de la exuberante Huasteca jue­gan en ellos con los "Tejones" de aguzado hocico, voraces plantígrados que han de defenderse constantemente de las celadas burlonas de los pequeños falderillos que a su lado viven, mientras una águila señorea al pasar muy tranquilamente contemplando los juego de  sus compañeros.

 Al lado del Campo de maniobras un bellísimo Parque, con su lago rodeado de arbustos llenos de flores, parece un vergel de ensueño que anuncia a los que retornan de la peligrosa lucha en el espacio el feliz término de su expedición.

 A este Parque es a donde acuden, los inquietos alumnos, después de las faenas a que han estado dedicados, no solo para entregarse el descanso, sino también para no faltar a la cita galante hecha a sus prometidas soñadoras, de tez morena y ojos abismantes que impacientes les aguardan.

 Las orillas de aquel lago son las que guardan muchos secretos de aquellos futuros gladiadores del espacio y ellas saben las tristezas y las alegrías experimentadas por los corazones femeninos cuando, con la pureza y sencillez de un idilio campesino, se entregan al ser amado que alienta su existencia con el constante peligro.

 Sin pasión alguna, de las que procuré separarme por completo cuando escribí este libro, bien puedo asegurar que no existe en el mundo entero otro Aeródromo como el de México, tanto por la limpieza de su cielo, como por los maravillosos horizontes que lo circundan.

Los Hangares y los Talleres vistos desde lo alto, parecen pequeños puntos brillantes, colocados sobre el inmenso tapiz de color verde claro a quien la luz da muy distintos matices.


La Ciudad de México contemplada desde aquella altura se le ve empe­queñecida y blanca, haciendo la impresión de una gran matrona que descan­sa de un lado en las lomas de los montes que la circundan desde la Sierra de las Cruces hasta el célebre Manoplita Azteca de Chapultepec y del otro en la Cordillera de Guadalupe de configuración monstruosa a cuyo pie, en el Tepeyac, se eleva el célebre monumento religioso, donde se venera y se rinde culto a la Virgen India.

Más allá aún se divisa claramente el inmenso lago de Texcoco, cuyas aguas al ser contempladas desde aquella distancia, parece un esmalte pro­digioso de brillo incomparable y más lejos aún el anfiteatro grande y majestuoso formado por las montañas que cierran el Valle hasta perderse más allá del durmiente Ajusco.

Prolongando la vista hacia adelante, como detalle grandioso de este cuadro la serenidad elocuente de los grandes Volcanes de leyenda que, con sus cabezas soñadoras cubiertas siempre de nieve, surgen hacia el cielo llevando el espíritu y las oraciones de la Raza.

Todo este conjunto soberanamente hermoso, forma el motivo sublime de éxtasis para el Aviador que le contempla quien, en aquellos momentos, cree sentirse trasportado a las inmortales regiones que le hicieran concebir la Fe y ante espectáculo tan admirable el patriotismo inunda la sangre que circula por las arterias de los Aviadores Mexicanos quienes aman con fuerza invencible a la tierra sagrada de Cuahutemoctzin.

En este momento es cuando las almas de los Pilotos Aviadores Mexicanos se templan más y más, caldeándose con las gloriosas tradiciones que de su tierra querida suben y les hacen profetizar que la nueva institución a que pertenecen, es la que ha de contribuir grandemente al engrandecimiento de su Patria y a la conservación de su soberanía, a la salvación de su Historia y de su HONOR.

 
FIN.